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415 Años De Decir Magdalena Xochitepec

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415 Años De Decir Magdalena Xochitepec

HOY COMPARTO CON USTEDES ESTA RESEÑA DE VIVENCIAS QUE UN BUEN AMIGO REDACTO DESPUES DE VISITAR NUESTRO PUEBLO, AL LEERLO PUEDO ASEGURAR QUE CUALQUIERA QUE LO HAYA VISITADO ANTES, DE NUEVO SE TRASPORTARA HASTA AQUI Y RECORRERA TODOS LOS RINCONES EN LOS QUE SE ESCONDEN MONTONES DE RECUERDOS QUE SE AFERRAN A NO SER OLVIDADOS Y SER PARTE DE LA HISTORIA DE "MAGDALENA"


GRACIAS "SEÑOR ILUSIONES" MI AMIGO JOAB ISAI MARTINEZ RIVERA ....

 

VIDA (Magdalena)

A las siete en punto la alforja vacía aún de tesoros
Pero cargada de ilusiones
El camino en sí ya es parte de la meta
A recolectar instantes
Andar unas cuantas calles para estar afuera del pueblo
Subir a través de la breña y las rocas
Hacer a un lado las matas salvajes del estío
Y casi caer muerto de cansancio una vez arriba
Desde lo alto del cerro de la cruz respirar el aire húmedo
(Como que quiere llover)
Sacar la cámara y comenzar a guardar el instante
Justo en frente muchos metros abajo
Magdalena toma una siesta una pausa para admirarse
A la izquierda esa cruz amarilla de Magdalena
Contempla el imponente cerro
Los últimos rayos de sol cayendo sobre él lentamente
De sus entrañas el vaho asciende
Hasta convertirse en negra nube que ensombrece el valle
Hacia la derecha la laguna
El enorme ojo de agua de Magdalena
Se nubla por la lluvia que está cayendo
No queda sino asombrarse
Mirar largamente toda la maravilla desde el cerro de la cruz
Y simplemente ver sin decir nada
Esther y César cuentan las historias cotidianas del pueblo
El viento se lleva esas historias
Con ellas agita la hierba y las estampa en las rocas
Los ecos de las realidades de hoy que se convertirán
En las leyendas de mañana
Las memorias que van naciendo
Están en cada resquicio de roca
En cada flor, en cada mimosa, en cada araña que teje silenciosa
Quedarse aquí y sonreír
Fijar cada miniatura como no queriendo que el tiempo siga
Como no queriendo que la noche caiga
Sentir entonces las primeras gotas que va llegando
Aventurarse a descender a través de meandros desconocidos
No hallar la salida entre los ramajes y las rocas
Y comenzar a sentir miedo cuando la noche se acerca con celeridad
Salir por fin y descargar todo en un montón de carcajadas.

Andar las calles pacíficas
Sentarse en la fresca plaza
Entre las luces de la fuente
El vendedor de algodones de azúcar
Las muchachas acicaladas
Los hombres de sombrero en su hora de descanso
Las luces encendidas del quiosco
Comer en una fonda a la hora de las noticias
Tener el televisor encendido
Mientras el pozole y las enchiladas se van consumiendo
Volver a la plaza antes de que la lluvia comience
Porque esta noche la lluvia caerá intensamente
Desde la recámara se escuchan los chorros incesantes
El agua cayendo sobre el árbol milagroso del patio
Haciendo música con las tejas de la granja casera
Bañando con dulzura el balcón la fachada la callecita adoquinada
Dormir cansado toda una noche debajo de un arrullo pluvial.


Día 2

La misma lluvia que era arrullo nos hace abrir los ojos
Desayuno casero y comienza la aventura de un nuevo día
Salir de la calle pequeña y encontrar las primeras flores
En un jardín casero
Tomar la carretera desde el puente apreciar la laguna
Ir a través del camino de tierra conversando
A nuestro paso las vacas adormecidas los charquitos
Las huellas de las camionetas
Pedir viaje en una de ellas y sentir el aire matutino en los rostros
Bajar y seguir caminando
Escuchar la leyenda de aquel árbol
En donde colgaban a los condenados en tiempos de los cristeros
(Dicen que aún hoy se aparecen los colgados en sus ramas)
Atravesar la cerca y tomar un caminito entre pequeñas colinas
Caminito de obsidianas y tierra roja
De flores de mimosas y de boñiga
Donde crecen elegantes hogos blancos
Desde lejos el volcán y la laguna
El cielo nublado
Llegar al río seco y andar a través de su cauce
Rocas y hojas de robles muertas por todos lados
Saltamontes y arácnidos pernoctan en este abandono
Grillos musicalizan la soledad del bosque
Hacer a un lado los ramales para seguir adelante
Y por fin llegar a las peñas donde el agua cae tranquila
Encontrar en ellas los pequeños estanques
Donde las hadas azules dejaron abandonados sus vestiditos
Trepar a través del muro de la cascada y llegar a lo más alto
Desde allí vimos la laguna el pueblo los lejanos automóviles
El cielo que amenazaba con llorar
Levantar la hojarasca de los laureles sus bellotas
Conversar con las flores rojas con los fungis ocultos
Proseguir después el camino
Recoger chirimoyas y ahuilotes
Las hermosas rocas del río
Y por fin descansar debajo de los robles
En un paisaje mortecino a esas horas de la tarde
Volver
Terminar de llenar la alforja de recuerdos
Tatuados en las hojas de los robles en las pencas de los agaves
Y ver como la lluvia vuelve
Desde lejos vemos como un nuevo aguacero mancha de gris
Magdalena fresca y tibia
El agua sigue y se escapa
Hacia la Quemada…
La tarde entra a su hora más serena
Volver a la plaza y despedirse de las flores aún mojadas
De la iglesia y del aroma que se queda.
Decir hasta pronto amigos
Subir al autobús de siempre
Cerrar los ojos lasos
Y volver a soñar contigo Magdalena
Todo eso es a lo que puede llamarse
Vida.

 

Este Texto fue escrito por Cexar Alejandro Sandoval un usuario de facebook.

Autor: http://www.facebook.com/profile.php?id=100000758605537


Magdalena Jalisco Publicado El Domingo 24 De Julio Del 2011
Categoria: Magdalena Jalisco
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